2021-02-23
Según los resultados de las últimas encuestas europeas el dolor musculoesquelético u osteomuscular crónico afecta a un porcentaje relativamente alto de la población, que oscila entre el 30-40% en el caso del dolor de espalda en adultos, el 15-20% en el dolor de cuello y hombros, y entre el 10% y el 15% para el dolor de rodilla y el dolor crónico persistente.
El dolor musculoesquelético, también denominado osteomuscular, es aquel que se produce por disfunción o daño que afecta a huesos, músculos, tendones o ligamentos.
Los dolores osteomusculares se presentan de manera frecuente en personas de menos de 50 años que realizan actividades laborales o deportivas repetitivas que originan contracturas y dolores musculares en piernas, brazos, cuello y espalda, sobre todo.
Pueden aparecer de manera espontánea y son una causa frecuente de consulta a un profesional sanitario ya sea en la farmacia comunitaria o en atención primaria. Pueden afectar a uno o varios músculos del cuerpo y en la mayoría de los casos tienen un carácter benigno y autolimitado, es decir, su duración está restringida por el propio patrón de características y no porque influyan otros factores.
El dolor musculoesquelético, también denominado osteomuscular, es aquel que se produce por disfunción o daño que afecta a huesos, músculos, tendones o ligamentos. También puede involucrar los tejidos blandos que conectan los músculos, huesos y órganos.
Los huesos forman el esqueleto y los músculos se insertan en los huesos mediante los tendones, permitiendo el movimiento de las articulaciones y el mantenimiento de la postura del cuerpo. Las articulaciones son los componentes del esqueleto que nos permiten el movimiento y se forman por la unión de dos huesos a través de la cápsula articular. En el interior de la misma existe, generalmente, un fluido llamado líquido sinovial que es producido por la membrana sinovial.
El dolor crónico no oncológico se clasifica por su procedencia en nociceptivo, neuropático y mixto. El dolor nociceptivo frecuentemente se debe a condiciones músculo-esqueléticas, inflamación o problemas mecánicos. En concreto, el dolor crónico derivado de la patología osteomuscular y del dolor neuropático, tiene una alta prevalencia que generan una tasa elevada de consultas en Atención Primaria.
A continuación, definiremos las lesiones que más habitualmente aparecen acompañadas de dolor muscular y que de manera recurrente provocan una consulta a un profesional sanitario para su abordaje. En primer lugar, las lesiones musculares pueden ser:
A su vez, las lesiones musculares pueden ser agudas o crónicas:
1. Agudas o de aparición brusca, entre las que destacan:
• Contractura muscular: contracción involuntaria, duradera o permanente, de uno o varios músculos.
• Distensiones: se produce por la aplicación de una fuerza de estiramiento excesiva sobre el tejido muscular.
• Roturas o desgarros musculares: consiste en la laceración de mayor o menor número de fibras que se rompen, sangran y producen hemorragia. Existen tres grados de rotura muscular: grado I o rotura fibrilar (se rompe un número pequeño de fibras), grado II o rotura parcial (se rompen aproximadamente el 50% de las fibras) y de grado III o rotura total (se rompen todas las fibras).
2. Crónicas, que son consecuencia de una evolución inadecuada de las lesiones musculares agudas. Entre las causas de lesiones crónicas destacan:
• Fibrosis muscular: Pérdida de elasticidad muscular y limitación funcional leve, producida tras una rotura parcial o completa en la que no se ha realizado un tratamiento adecuado.
• Nódulo fibroso cicatricial: disposición anárquica de las nuevas fibras cicatriciales tras una rotura muscular. La aparición de un nódulo fibroso provoca dolor acentuado a la palpación y al movimiento, reducción de la elasticidad muscular e impotencia funcional.
• Miositis osificante: es una complicación grave que consiste en la inflamación crónica del tejido muscular, que pierde sus propiedades y degenera hasta convertirse en tejido óseo.
• Fibromialgia: se trata de una afección crónica cuya etiología es desconocida. Se caracteriza por la presencia de dolor crónico musculoesquelético generalizado, con bajo umbral de dolor, hiperalgesia (exagerada sensibilidad en múltiples puntos sin alteraciones orgánicas demostrables) y alodinia (dolor producido por estímulos habitualmente no dolorosos). La intensidad de los síntomas fluctúa a lo largo del tiempo.
En el día a día se pueden recomendar una serie de consejos y pautas sencillas que ayuden a evitar los dolores musculares:
Para el alivio y tratamiento de los dolores musculares se suelen utilizar de manera habitual antiinflamatorios (AINE), principalmente.
Existen estudios de utilización de este tipo de medicamentos en enfermedades o dolores musculares y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios emitió una nota informativa en la que se concluía que el balance beneficio/riesgo de los AINE en cuanto a efectividad/efectos adversos, es favorable.
Entre los estudios más recientes sobre la seguridad de los antiinflamatorios no esteroideos tradicionales (AINES), se encuentran estudios sobre ibuprofeno. Los resultados obtenidos en estudios realizados con fármacos como ibuprofeno son acordes a la ficha técnica y recomiendan utilizar los AINE en las dosis eficaces más bajas y durante el menor tiempo posible.
En una revisión sistemática de la literatura, se concluyó que un antiinflamatorio como el ibuprofeno, tiene bien establecida su efectividad en muchas de las condiciones clínicas que cursan con dolor e inflamación. Los estudios de seguridad apoyan el uso de las dosis bajas de ibuprofeno, las que no se encuentran sujetas a prescripción médica, durante un período de tiempo no superior a diez días para trastornos leves y autolimitados, ya que a esas dosis presentan un buen perfil de seguridad.
Ante la consulta de un paciente con dolor muscular, el farmacéutico, tras analizar los síntomas que éste presenta, valorará la gravedad del proceso. Si se trata de una lesión leve, podrá aconsejar la utilización de medicamentos antiinflamatorios que no precisen receta médica, junto con pautas como reposo inicial, vendaje compresivo de la lesión, elevación del miembro afectado, aplicación de frío/calor, etc. Sin embargo, si la lesión es más grave, el farmacéutico derivará al paciente a un centro médico para que evalúen el caso y el tratamiento más adecuado.
En el caso de una lesión leve, el farmacéutico como profesional sanitario, puede indicar las presentaciones más adecuadas disponibles para tratar este tipo de afecciones. Existen actualmente en el mercado medicamentos analgésicos de acción rápida para aliviar los síntomas, como ibuprofeno con arginina en dosis que no precisan prescripción médica y puede ayudar a aliviar la sintomatología del paciente. El farmacéutico le indicará el uso correcto del medicamento y el período de tiempo óptimo para que el tratamiento resulte eficaz.